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Instagram, vitrina de las vanidades

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Se ha hecho popular la crítica a Internet y sus redes sociales. Lo paradójico de esto es que emplean como vehículo de difusión precisamente el medio al cual critican. Es evidente: Internet con su llegada se convirtió en el vehículo ideal para exponer y sobre exponer cualquier mensaje. Algo que me llamó la atención fue una crítica a Instagram y como sus usuarios eligen excluir lo que no luce estéticamente perfecto o como desde afuera del encuadre están forzando una realidad para hacerle creer a los demás que sus vidas son maravillosas, que tienen destrezas increíbles, etc. Lo que realmente me indignó es que la crítica viene de alguien que se dedica a la fotografía y parece que olvidara que eso que critica sobre Instagram es básicamente un aspecto básico en la fotografía: el encuadre. Incluso en la fotografía documental o fotoperiodismo, se elige excluir elementos de una toma que pasarían a ensuciar el mensaje, que distraerían de lo importante, etc.

El Álbum Familiar

Esto no es un anuncio

Mientras sacudía el polvo de mi biblioteca, observé los lomos de algunos álbumes de fotos familiares y fue cuando recordé esta crítica tan «viralizada» hace pocos días y que se suma a los quejidos infantiles de otros que destilan veneno hacia el contenido fotográfico que otros publican, sintiéndose jueces con la propiedad de decidir qué es correcto y qué no publicar en perfiles que son personales y, por ende, queda a juicio de su dueño lo que desea mostrar o no.

¿Instagram inventó la vanidad?

¿Es esto algo nuevo? para nada, viendo los álbumes familiares uno percibe una familia feliz, con paseos mágicos, cumpleaños impecables, fiestas de navidad y año nuevo felices, las mejores vacaciones del mundo. Pero todos sabemos que eso es producto de una «curaduría» por parte de quien con empeño y afecto armó el álbum con la mayor ilusión de exponer lo mejor de su familia. ¿Acaso nunca escuchaste a quien tomaba la foto decir: «rueda eso para que no salga en la foto que se ve feo», «párate derech@», «sonríe bien, no sonrías así»?.

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La diferencia es que ese álbum ha reposado en nuestras casas, por eso mamá se emocionaba cuando llegaba visita y podía, finalmente, extender hojas y más hojas cargadas con sus cuidadosas selecciones. Con la llegada de las redes sociales no se creó una actitud nueva, simplemente se le dio un podio accesible a la vanidad que todos, absolutamente todos, poseemos. ¿Acaso no ordenas y limpias tu casa, aunque sea un poco, cuando vas a recibir visitas?, ¿Jamás te arreglaste lo mejor posible para una foto carnet?.

Yo seguiré publicando lo que me parece bonito, lo que me gustaría que otros vieran, fotos de comida, de perros, de gatos, de flores y continuaré disfrutando de los perfiles que sigo. Si no me gusta alguna de sus fotos simplemente no le doy un «corazón» (el «me gusta» de Instagram), si no me gusta un perfil y lo que publica tengo la opción de dejar de seguirlo, es tan fácil como cuando cambiabas de canal.

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