La odisea por un pasaporte venezolano
Desde el cierre del consulado venezolano en Miami, los trámites para los residentes venezolanos en el sur de la Florida se han convertido en una odisea que implican viajes, dinero y por supuesto ser víctima en algunos casos de malos tratos por parte de funcionarios que asumen tu presencia en cualquier consulado como la llegada del enemigo.
El cronista tuvo la necesidad de acudir a al Consulado Venezolano en Puerto Rico, con previa cita, para renovar el pasaporte, documento de identidad esencial cuando resides fuera de tu país, un trámite que implica pasaje, hospedaje, alquiler de carro y por supuesto ausentarte del trabajo.
Lo que parecía ser un proceso simple pasó a ser una jornada de abusos y falta de servicio. En principio, la oficina trabaja en el horario comprendido de lunes a viernes de 9 de la mañana a 1 de la tarde, pero particularmente el miércoles 13 de mayo abrió a las 9:20.
Luego de ser el primero en acudir a la taquilla y entregar los recaudos, le indican que usted debe realizar un depósito en efectivo en un banco que queda a unas tres cuadras del lugar para posteriormente ser llamado para la fotografía y registró en el sistema. A las 10 de la mañana comenzó la espera “ya te van a llamar” decía uno de los funcionarios que al rato informó que “no había sistema, debido a una breve caída del servicio eléctrico durante la mañana”. Mientras pasaban las horas, se observaba a los ciudadanos estadounidenses que tramitan visa para visitar Venezuela, muchos a quienes les decían que les faltaban cartas o documentos para poder tramitarla, casi piden copia de la partida de nacimiento de Simón Bolívar y si la persona se queja, la respuesta es “tú no sabes lo que a nosotros nos cuesta llegar aquí”.
Tras casi dos horas de espera, el sistema aun no funcionaba, por lo que informé a los oficiales que debía regresar a Miami a continuar la jornada laboral, ellos simplemente no brindaron alguna opción, sencillamente, “si te vas pierdes todo”. Ante la posibilidad de modificar el boleto aéreo para esperar unas horas más a ver si la red funcionaba, la respuesta fue menos alentadora, “bueno eso es opcional puede ser que llegue o no, pero si te quedas podemos reprogramar la cita para otro día, tendrías que esperar hasta la 1”.
Frente a la falta de seguridad y al abuso que significa no brindarle opciones a un usuario viaja por más de dos horas para exclusivamente resolver un trámite, lo mejor fue optar por pedir los documentos y no seguir siendo víctima de la falta de seriedad. Aunque no siempre ocurre, al parecer, otros ciudadanos han corrido con la misma suerte, así lo indicaron los propios funcionarios.
Tiempo, dinero y humor perdido frente a la incapacidad para emitir alguna solución, con un personal que debería estar “fuera del sistema” por su falta de consideración, como si se tratase de un favor realizan y no un servicio que es pagado. Experiencia amarga que hizo recordar que situaciones similares ocurren también en algunos ministerios o instituciones públicas en Venezuela, donde no hay ninguna oficina para reclamar porque si lo haces puede ser peor.
(Foto: Edificio Mercantil Plaza, sede del Consulado Venezolano en PR)